En esta
actividad debemos inventar un cuento, deberemos de hacerlo eligiendo uno de los
tres principios que nos da la profesora y a partir de ahí nosotros seguir
escribiendo el cuento.
Cuento:
Érase una
vez un príncipe al que le gustaba mucho ir a pasear por el bosque, llegaba
hasta allí en un hermoso caballo marrón que él tenía desde que era pequeño, al
cual llamó "Malas Hierbas".
Al
príncipe le gustaba pasear a caballo por allí, llegaba hasta el río para ver
salir el sol, era su momento de relajación por decirlo así.
Cada
mañana, su rutina por el bosque era coger frutas silvestres para desayunar en
su alcoba junto con su mujer, la princesa Celestina, proponerse qué iba a hacer
durante el día y volver al castillo.
La
princesa Celestina era algo mayor de edad que su marido, parecía lista y muy
buena muchacha, era pelirroja y blanquita de piel.
Últimamente
estaba más mimada que nunca por su marido, el príncipe porque resultaba que
Celestina había perdido al hijo que estaban esperando. Según ella le dijo a todo
el mundo, que pasó una mañana mientras se levantaba.
Aquella fue una noticia muy triste para todo el
reino. El príncipe no dudó en guardarse sus tristezas para adentro y sacar de
ese pozo sin salida a su mujer, para ello le traía cada mañana el desayuno a la
cama, un ramo de flores del bosque de vez en cuando, hacia fiestas en palacio
para hacerla olvidar y animarla…
La verdad es que él era muy atento, sincero, noble,
bueno y muy adinerado puesto que todo el dinero y herencia de su familia le había
tocado a él.
Pues bien, una mañana de las que iba a pasear por el
bosque, se apoyó en un árbol y de pronto aquello empezó a temblar.
-
Me has despertado dijo el árbol, ¿Qué
quieres?
-
No quería nada, simplemente descansaba,
dijo el príncipe.
El príncipe estaba boquiabierto, no se podía creer
lo que estaba pasando. De pronto salió como un espejo en el tronco del árbol en
el cual se veía el pasado, hay aparecía un hombre corpulento, con barba pero
muy guapo.
-
No entiendo nada ¿Qué significa esto?
¿quién eres? Dijo el príncipe
-
Soy el árbol de las verdades y todo el
mundo me frota cuando quiere algo, dijo el árbol. En mí vocabulario no quiero
nada, significa quiero saber qué pasó.
Por ello esa imagen, solo te puedo decir que ese
hombre te está haciendo daño, te está quitando lo que es tuyo.
Príncipe: ¿y cómo puedo descubrir todo este enredo?
Árbol: para ello tendrás que conseguir algo que
pertenezca a este hombre y solo te puedo decir que está en tu reino.
El príncipe no se lo pensó y fue directo al
castillo, empezó a buscar , observar… esto le llevó algunos meses, hasta que un
buen día sospechó de un colgante que llevaba Celestina, él creía que podía ser
un regalo de aquel hombre puesto que él no se lo había comprado y lo traía
puesto desde la noche de la fiesta con el pueblo vecino en el cual reinaba el
Rey Robles.
¡Claro, todo coincide! ¡Tiene que ser él! Dijo el príncipe.
Fue corriendo al bosque, aquello le extraño a todo
el mundo porque no era habitual que fuese al bosque a media mañana. Allí estaba
de nuevo ante el árbol, le entregó el objeto y de pronto aparecía de nuevo el
espejo.
Efectivamente aparecía el Rey Robles con su mujer,
se encontraban todas las noches tenía a Celestina como amante, estaba acosada,
él había sido quién le provocó el parto prematuro a través del veneno.
¡Rey Robles ha matado a mi hijo, me está quitando a
mi mujer! – dijo el príncipe.
Esperó a la noche para pillar al rey Robles con su
mujer como todas las noches en las que se producía su encuentro, para poder
matarlo, allí acabó todo. Terminó con la vida de aquel rey.
Era lo justo decía entre lágrimas Celestina.
Por fin somos felices dijeron los príncipes.
Y colorín, colorado, este cuento se ha acabado.
María José Alcaraz García, 2º C
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